viernes, 19 de marzo de 2021

Buscando la asexualidad en los archivos históricos

 [Traducción no oficial de esta web


La asexualidad a menudo se considera un invento reciente de internet. Sin embargo, echando un ojo a la historia queer, encontramos que la gente "ace" ha existido desde hace mucho tiempo en la vida real.


Este artículo es parte de Outward, la sección de Slate que cubre la cultura, los pensamientos y las experiencias LGBTQ.


En 1981, una mujer llamada Catherine Kobaly escribió una carta al periódico feminista Heresies (Herejías). Les agradecía su nueva publicación en la que se hablaba de sexualidades marginadas, pero añadía: "También me he sentido un poco fuera de lugar puesto que, de todos los puntos de vista representados, he sido incapaz de encontrar uno con el que pudiera identificarme plenamente".

Kobaly era asexual, escribió, igual que la mayoría de sus amistades, y sintió que había estado luchando contra su identidad por vergüenza, haciendo notar que la sociedad estadounidense mainstream promovía la noción de que "la falta de una pareja sexual, y especialmente la falta de un historial de parejas sexuales"—un posible signo de asexualidad—"se ve como algo negativo, como una carencia, una expresión de incompletitud de la persona". Durante años, Kobaly había visto a activistas gays, lesbianas, transgénero y bisexuales desfilando por la Quinta Avenida como parte de las celebraciones anuales del Orgullo. Su preocupación era que la comunidad asexual necesitaba experimentar el mismo tipo de visibilidad y seguridad. Tal como explicó a los editores de Heresies, "Sería mucho más fácil refutar esos mensajes, decir: 'Soy lo que soy y no hay nada malo en ello', si nosotres les asexuales tuviésemos la ayuda de un grupo de apoyo [enfocado en la solidaridad] tal como el que tienen las lesbianas y los gays."

La mera existencia de la carta de Kobaly rompe con un estereotipo dañino. Debido a que la organización moderna asexual ha ocurrido mayoritariamente en internet, algunes comentaristas han definido la asexualidad como la primera "orientación de internet". Pero este tipo de planteamientos perpetúan el mito de que la asexualidad es un fenómeno nuevo, nacido a partir de una serie de foros y mensajes de Tumblr. En realidad, la historia está abarrotada de gente hablando de sus complicadas relaciones con las atracciones sexual o romántica, y en incontables espacios queer entre las décadas de los 60 a los 80, "asexual" era una auto-identidad válida y reconocida. Sin embargo, esa historia se ha contado muy pocas veces.

Actualmente, les activistas consideran la asexualidad como un espectro. Mientras la tan repetida definición de asexualidad es "experimentar muy poca o ninguna atracción sexual" y recoge las experiencias de un fragmento de la comunidad asexual, no todo el mundo la siente igual. Algunas personas asexuales experimentan atracción romántica; otras no. Algunas personas asexuales, en particular las demisexuales, pueden llegar a sentir atracción sexual bajo ciertas circunstancias; otras no la experimentan en absoluto.

Admitamos que identificar ejemplos tempranos de asexualidad puede reducirse a actos de interpretación. Varies personajes históriques han discutido largamente sus bajos niveles de atracción sexual o romántica, incluso aunque no usaban términos como asexual. Algunas personas asexuales investigadoras han encontrado "ecos" asexuales en escritos de la poeta francesa del siglo XVII Catherine Bernard o de la sufragista británica del siglo XIX Elizabeth Wolstenholme Elmy. Desde el siglo XIX, la profesión médica también ha diagnosticado a personas que expresaban poco interés en el sexo con "anestesia sexual" o "frialdad sexual".

En Estados Unidos, una de las primeras referencias explícitas a la identidad asexual fue cortesía de Carl Schlegel, un reverendo alemán y uno de los primeros activistas gays modernos en los Estados Unidos. Al comienzo del siglo XX, Schlegel promulgó alegatos por la igualdad queer que incluían la asexualidad en particular. "Sean las mismas leyes para todas las etapas intermedias de la vida sexual: que la gente homosexual, heterosexual, bisexual, asexual, sean legales como es ahora la gente heterosexual", dijo Schlegel en un discurso en 1907. El famoso sexólogo Magnus Hirschfeld también empleó el término, escribiendo en "El rol de los hombres y las mujeres homosexuales en la sociedad" en 1920 que "debemos (si fuera posible) describir" filósofes como Immanuel Kant "como asexuales".

Avanzando medio siglo encontramos que la literatura emergente sobre la identidad queer hizo frecuentes referencias a la asexualidad. En 1952, la revista Transvestia reivindicó que, aunque la mayoría de la gente trans "es completamente heterosexual", "alguna es también asexual". Para explicarlo, Transvestia publicó en 1965 una breve descripción sobre lo que denominó el "rango a-sexual" —quizá un temprano prototipo del espectro asexual— en el que hizo notar: "Hay personas que simplemente tienen una libido muy baja —no tienen impulso sexual del que hablar".

Transvestia, escrita por y para la comunidad trans, no fue el único ejemplo de personas trans identificándose abiertamente como asexuales. En un artículo de octubre de 1970 sobre la liberación trans, el periódico Gay Dealer de Filadelfia escibió que la "Trans Lib"—abreviatura de liberación transgénero—"incluye travesties, transexuales, y hermafroditas de cualquier manifestación sexual y de todos los sexos —heterosexual, homosexual, bisexual, y asexual." En una conferencia feminista en 1973, se pidió a las mujeres y a las personas no binarias llevar una etiqueta eligiendo una de las siguientes identidades: "Hetero, Lesbiana, Gay, Butch, Femm, Asexual, Anti-sexual, ?, otra, etc." Investigadores asexuales localizaron recientemente una foto de una conferencia similar en la que activistas de Barnard College pidieron a les asistentes "elegid vuestra propia etiqueta en vez de permitir que alguien lo haga por vosotres". Entre las opciones estaba "asexual".

Algunas discusiones precoces sobre asexualidad surgieron accidentalmente. En 1971, Village Voice publicó lo que pretendía ser un artículo parodia titulado "¡Les asexuales también tienen problemas!", pero en una ráfaga de cartas al periódico, les lectores aprovecharon lo que asumieron fue una franca discusión sobre asexualidad —sugiriendo una amplia curiosidad sobre la identidad asexual. "Ahora no sé si soy asexual o no, pero sé que mientras muchas de mis amistades claman estar apartando sus deseos lujuriosos y primitivos, yo paso la mayor parte de mi tiempo intentando asegurarme de que los tengo", contó une lectore anónime al periódico. Poco después, revistas queer empezaron a hacer referencias ocasionales a la identidad asexual —los comienzos de lo que sería una profunda conexión entre la creación de estas revistas y la comunidad asexual.

La profesora de la Universidad del Estado de Illinois Ela Przybylo, en su libro Erótica Asexual, remarcó la existencia de un esfuerzo feminista en las décadas de los 60 y los 70 por renegar del sexo. Durante la última mitad del siglo XX, la aparición de publicaciones como Playboy ayudó a dar comienzo a una nueva época de apertura sexual —al menos para hombres blancos, cis y heterosexuales. Como documentó Przybylo, este cambio transformó las demostraciones públicas de deseo sexual en una necesidad social. Un libro de 1962, por ejemplo, castigaba a las mujeres que manifestaban "frigidez" sexual.

En respuesta, las feministas empezaron a rechazar la necesidad del sexo. Valerie Solanas, en su Manifiesto SCUM de 1967, identificó el sexo como un invento del patriarcado que debería ser al que deberíamos renunciar en pos de de otras actividades. Las mujeres del grupo activista predominantemente puertorriqueño, les Jóvenes Lores, se abstuvieron del sexo para conseguir lo que reclamaban; feministas blancas como Toni Cade Bambara, mientras tanto, criticaban el sexo por reafirmar un binarismo de género estricto.

El aumento de estas críticas inspiró a una feminista, Lisa Orlando, a publicar "El Manifiesto Asexual" en 1972. La interpretación de Orlando de la asexualidad puede no coincidir con la definición dominante actual —Orlando encuadra la asexualidad como una reacción política al patriarcado, más que una identidad profundamente establecida— pero ella hace notar cuanto más evitaban el sexo ella y su amiga Barbara Getz, "nuestra necesidad e interés por el sexo disminuían". Ella ve el sexo como "un medio de autoengaño, como una forma de evitar la cercanía real en lugar de lograrla".

Orlando, Bambara y otras personas fueron creando una crítica que el movimiento asexual del siglo XXI centralizaría posteriormente, según Przybylo: El interés por el sexo no es, y no debería ser, una norma social. "Incluso aunque lo consideren algo temporal, mucha gente aún antepone esta crítica de la sexualidad obligada que se relaciona estrechamente con la asexualidad", me contó Przybylo.

"El Manifiesto Asexual", al menos, tocó la fibra sensible de la gente que más relación tenía con la concepción actual de asexualidad. Un escritor, el liberacionista gay Greg Turner, la citó en un artículo de 1976 subrayando su búsqueda por una etiqueta identitaria. Turner describía sentir un interés mínimo en lo sexual durante largos períodos de su vida. Une amigue le habló del manifiesto, y eso lo inspiró levemente a identificarse como "asexual". Más tarde, Turner acuñó el término "monosexual", que definió como "similar a la Asexualidad"—"simplemente confiando en une misme en lo relacionado con el disfrute sexual, sin depender de otres". (Actualmente, monosexual se utiliza más generalmente para referirse a personas que prefieren el sexo con un género, como gay o hetero, en contraposición a bi- o pansexual.)

Aunque no parece haber habido un movimiento de liberación asexual formalizado en el siglo XX, la idea no resultaba ajena. En un análisis de un libro de 1978, la editora literaria de Gay News, Alison Hennegan, señaló que la gente tiene el derecho de "no ser sexual en absoluto" y bromeó: "Últimamente hay un fuerte caso a favor de la Liberación Asexual".

Para cuando Catherine Kobaly escribió su carta a Heresies en 1981, las referencias a la asexualidad salpicaban los archivos históricos. Aunque la asexualidad es raramente mencionada en los libros de historia tradicionales, mi investigación sugiere que la identidad asexual ha sido parte del activismo queer durante más de un siglo. La única razón por la que la gente aún menosprecia la asexualidad refiriéndose a ella como una "orientación de internet" es porque esta historia está muy poco diseminada, no porque no esté ahí.

Mientras que poca gente lo recuerda hoy día, la visión de Kobaly de una red activista de personas identificadas como asexuales demostró ser especialmente adelantada a su tiempo —la antepasada intelectual, quizá, de grupos modernos como AVEN, la Red Asexual de Visibilidad y Educación. Tal como Kobaly explicó a les editores de Heresies, ella combatió el estigma social agrupándose con otras personas identificadas como asexuales. "Si más de nosotres pudiésemos contactar unes con otres, ayudaría inmensamente para encontrar formas de enfrentar los problemas en nuestras vidas", escribió. "Si podemos atacar estos sentimientos de vergüenza desde la raíz y eliminarlos, entonces creo que veremos que hay tantas personas asexuales en el mundo como heterosexuales y homosexuales". Incluso una década antes de internet, la primera chispa del movimiento asexual se había encendido.

La asexualidad en el feminismo radical incipiente, parte 1

 [Traducción no oficial de esta web ]    Recientemente,   ciertas grandes personas   encontraron en las profundidades de tumblr la foto de a...